El anhelo del hombre es ser el centro de todo el universo. Todo lo que el hombre quiere conseguir en esta vida es que todos volteen hacia él. Tanta competitividad en es estos tiempo se trata solo acerca de que quien será el centro de atención. Las redes sociales dejan en evidencia de que tenemos un deseo insaciable de ser el punto de atracción, de reconomiento y gloria. Pero la verdad de las escrituras es que nada en la vida es acerca de nosotros, sino de Cristo.

Las escrituras ponen en el centro de toda las cosas a Jesús. Todas la cosas son de él, por él y para él (Rom. 11:36) Todas fueron hechas por medio de él, sin él no existirían (Juan 1:3). Él mismo las sostiene y por él subsisten (Col. 1:17). Él es el Dios que se hizo hombre (Juan 1:1,14) Cristo es la vida y la luz. El agua viva, el pan que sacia, el camino, la verdad, la vid verdadera, el buen pastor, el Señor, la única esperanza de los hombres, perfecto, sin defecto, el cordero de Dios, el Hijo amado, digno de honor. Todo reino y nación son suyos, todo en el universo conocido y desconocido, inexplorable, estrellas y galaxías le pertenecen. Que gran verdad! Si el ser humano se ha deslumbrado por el universo ¿cuánto más lo estaría por Aquel que lo creo?. 

Nos perdemos en cosas vanas, cuando la realidad de toda las cosas, es Jesús. Él es mejor y verdadero. Es lo más importante, nada sería sin Él. Jesús es infinitamente valioso, bello, grande, asombroso y único. Jesús digno de ser conocido, amado, adorado, reverenciado, temido, alabado; y es importante conocerlo porque todo se centra en él y de él proviene todo. Cristo es el centro de la revelación, toda la escritura es acerca de él. Él es la semiente prometida de Génesis que vendría a salvar al hombre caído. Este Jesús es el hijo de la promesa hecha a Abraham, en quien serían benditas todas las naciones. Es el Profeta esperado anunciado por Moisés, este Jesús es el Hijo de David, el verdadero Rey prometido. Él es el verdadero sacerdote y también es el mesías anunciado, el salvador de su pueblo, Él es Emanuel. Este Jesús es el siervo sufriente de Isaías 53 humillado, desfigurado, traspasado, quebrantado en la cruz por la ira del Padre. El cumplimiento de las profecías y el principio y el final de los tiempos.

Conocerlo y glorificarlo es el propósito de nuestras vidas. Fuimos creados para deleitarnos no en las cosas creadas, sino en el Creador. Pero caímos, y el pecado nos cegó a la belleza del Señor, pero el amado Hijo vino al mundo para quitar la ceguera con su luz y darnos vida por medio de su muerte. Podemos conocer al Señor gracias a que nos ha dado un nuevo corazón para que responda en obediencia a él. No trates de tomar un lugar que no te pertence, debemos quitarnos de ahí en arrepentiimiento. Él nos llama a confiar en el evangelio, donde Cristo es proclamado como el único Señor y salvador. Cree y permite que Cristo sea el centro de tu vida.