Vivimos en tiempos peligrosos cuando se trata de ser puros sexualmente. Todo a nuestro alrededor apunta a que la fornicación, el adulterio, la pornografía y la lujuria es algo normal. Por si esto fuera poco, el mundo ha diseñado la forma de estimular el corazón caído para entregarse a estos deseos a través de todo tipo de contenido sexual sin censura alguna. El Internet, la televisión, la publicidad, la moda, la cultura y la música están saturados de toda clase de sensualidad sutil y abiertamente vulgar. Ni siquiera los niños se escapan, ellos también son la presa que el mundo está persiguiendo para llevarlos por la misma corriente pecaminosa.
Para ser honesto, los cristianos no estamos exentos a estás tentaciones, pero nuestro llamado es a vivir en contra de los placeres pecaminosos de este mundo. Hemos sido perdonados y transformados por el evangelio de Cristo y un nuevo corazón, con nuevos deseos e inclinaciones se nos ha impartido para andar en una nueva vida. Repetidamente en la Escritura se nos exhorta a vivir apartados de toda clase de inmoralidad sexual. Lee por favor estos pasajes y medita en ellos:
Romanos 13:13-14 13.Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
1 Corintios 6:18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
1 Tesalonicenses 4:2-7 2.Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús; 3 pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; 4 que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; 5 no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; 6 que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado. 7 Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. 8 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.
Efesios 5:3 3.Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos.
1 Corintios 6:13 13.Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
Colosenses 3:5 5.Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría.
Definitivamente, no es posible mantenerse puro sin estar anclado a las verdades de la Palabra de Dios. En este proceso de santificación debemos depender de la obra del Espíritu Santo, al mismo tiempo que debemos ser activos y diligentes aprovechando los medios de gracia provistos por Dios como la oración, la palabra, la iglesia y el compañerismo entre hermanos.
En mi caminar con el Señor y mi constante búsqueda por mantenerme fiel al Señor en el tema de los pecados sexuales he encontrado algunos recursos valiosos para aprender a conducirme de la manera más sabia y prudente en este asunto. Uno de esos recursos valiosos para mi vida, es el libro “El Principio de la Pureza” de Randi Alcorn. Deseo compartir aquellas partes de este libro que han sido de gran ayuda en la conquista de la pureza en la que el Señor desea que andemos.